Fases de la meditación

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Las fases de la meditación hacen referencia a las diferentes etapas iniciales que vas a ir atravesando cuando comienzas a meditar. La intención de este artículo es únicamente profundizar en el proceso inicial de la meditación. Aunque todos somos únicos y diferentes, exceptuando algunas personas, la mayoría pasaremos por alguna de estas fases iniciales de la meditación.

La primera fase de la meditación: la necesidad.

Hoy en día, nos encontramos inmersos en un mundo en el que difícilmente conseguimos establecer un contacto significativo con nosotros mismos. Podemos buscar cientos de explicaciones, que lo justifiquen, cultura, estilo de vida, falta de educación para hacerlo, etc. Pero quizás la más interesante tiene que ver con el vuelco de la vida hacia el valor que otorgamos a todo lo exterior.

Cita: “El hombre ha dedicado muy poca energía a investigar toda la estructura psicológica de sí mismo”.

Krisnhnamurti.

En este grupo incluyo, por ejemplo, todo tipo de experiencias sensoriales. Son pocas las personas que, ante un momento de crisis del tipo que sea, se repliegan en si mismas para buscar las respuestas que necesitan. Lo habitual es buscar las respuestas fuera y/o acudir a todo ese tipo de experiencias sensoriales como un refugio o un parche que cubra los vacíos existenciales.

Sin embargo, cada vez es más frecuente que, una vez experimentados todos esos parches y experiencias nos demos cuenta de que el vacío persiste y no queda más remedio que romper el círculo vicioso y emprender la búsqueda por otras vías que antes no habíamos explorado.

Es así como muchas personas llegan a la meditación, por pura y dura necesidad. Una llamada interior que alerta de que los caminos emprendidos anteriormente, aunque ofrecían confort, diversión, placer o conformidad, solo eran un abrazo fuerte pero breve, y llenaban el vacío temporalmente.

Escuchar la voz interior

Los que se permiten escuchar esa llamada de la voz interior, emprenden una búsqueda diferente. Esa búsqueda lleva a comprender que solo buceando dentro se pueden obtener las respuestas que se necesitan. ¿Dónde sino?

Esta fase de la meditación se caracteriza por una necesidad importante de encontrar un camino que, de una vez por todas, rellene el vacío, el dolor y el sufrimiento. La complejidad del ser humano vista desde dentro a veces asusta. Sin embargo, la esperanza de poder deshacer esa complejidad alienta la necesidad de seguir adelante en el camino de la meditación. La siguiente parada en las fases de la meditación es la sorpresa.

La segunda fase de la meditación: la sorpresa.

Después de probar tantas experiencias que han resultado inútiles, la meditación suele enfrentarse con expectación, pero también con duda y escepticismo. ¿Estaremos ante la fórmula definitiva? ¿Podremos con la meditación responder a esas necesidades tan intimas y que tanta ayuda o cuidado necesitan?

Muchas personas se sientan por primera vez a meditar con este tipo de sentimientos. Pero a medida que se desarrolla la práctica de la meditación todo el escepticismo, la duda e incluso la desconfianza comienza a transformarse en sorpresa ante algo inesperado: el descubrimiento de una nueva realidad que se abre ante nosotros.

Al meditar descubrimos cómo por medio del sosiego, la calma y la relajación se inicia una nueva vía de acercarnos a nosotros mismos. En ese instante, se produce un salto que da lugar a la certeza de que comenzamos a transitar por el camino correcto. Es ahí donde nace la sorpresa, aunque aún no tengamos toda la certeza de a dónde nos va a llevar.

Sorprendidos avanzamos en las fases de la meditación hacia la aceptación.

La tercera fase de la meditación: la aceptación.

En la fase de aceptación comprendemos que había una parte muy importante de nosotros que habíamos olvidado y desvalorizado durante demasiado tiempo. Esa parte acallada comienza a despertar con la meditación y nos lleva a aceptar que no estábamos completos sin ella. El desequilibrio al que nos enfrentábamos había comenzado al esconder, tras múltiples experiencias externas materiales y/o inmateriales de todo tipo, esa dimensión interior e invisible que nos completa.

En el momento en que aceptamos y reconocemos que esa dimensión interior, invisible y espiritual existe y necesita cuidado, comenzamos a comprender por qué la meditación es la mejor forma que tenemos para acceder a ella. A partir de este momento, la meditación adquiere un sentido y un poder completamente diferente para todos aquellos que la practicamos.

Comenzar a meditar implica reconocer que existe una parte invisible e inmaterial dentro de nosotros mismos que cuanto más releguemos y no atendamos, mayores dificultades existenciales nos planteará.

Vivir desenganchados de esta realidad tiene muchas implicaciones por las que solemos pagar un precio en términos de salud mental y bienestar.

Resumiendo

Necesidad, Sorpresa y Aceptación son para mucho las tres primeras fases de la meditación. En otro artículo profundizaremos en otros estados que pueden a travesarse a medida que la meditación comienza a afianzarse.

Si quieres comenzar a meditar aquí tienes las claves para iniciarte en la meditación. Si lo prefieres también puedes ponerte en contacto con nosotros o echar un ojo a nuestras meditaciones guiadas.

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